Start-Up Nation Central, el think tank de high-tech más influyente de Israel, entrevistó a 1.142 fundadores de start-up, inversores y empresas multinacionales con el objetivo de monitorizar la situación del ecosistema tecnológico israelí y conocer las expectativas de los profesionales del sector para 2023. Entre las principales conclusiones del estudio, se conoció que el 84% de los inversores piensa que la reforma judicial afectará negativamente a sus empresas; el 77% de los ejecutivos del sector prevé que será más difícil atraer a inversores extranjeros; el 46% planea transferir sus capitales al exterior; mientras que el 42% considera trasladar su sede fiscal al extranjero.

Las conclusiones causaron gran impacto en los principales actores económicos del país y, aparentemente, fueron determinantes para que el Ejecutivo de Netanyahu decidiera retrasar la aprobación de la tan temida reforma judicial a antes del verano, corriendo incluso el riesgo de generar una gran inestabilidad en su coalición de gobierno.

Para Esti Rosen, directora de comunicación global de Start-Up Nation Central, existe una gran preocupación en el sector, pero considera necesario evaluar certeramente la situación y no pasar por alto la resiliencia israelí como elemento determinante en la superación de crisis pasadas y, por qué no, también futuras.

¿Podría resumir los factores que transformaron a Israel en una Start-Up Nation?
Tenemos una concentración muy alta de empresas tecnológicas y de innovación en proporción con el total de la población. Según Bloomberg, figuramos entre los 10 primeros países del mundo en investigación, inversiones, registro de patentes, densidad de empresas de high-tech per cápita, apoyo público a investigadores y académicos, industria de investigación y desarrollo…

El sector high-tech, que engloba a aproximadamente 7.300 compañías, 400 fondos de inversión y 500 corporaciones multinacionales, representa cerca el 55% del total de las exportaciones y concentra el 11% de la fuerza laboral de Israel. Es el modelo empresarial del país, ya que no tenemos recursos naturales, más allá del gas descubierto en los últimos años en el Mediterráneo.

En 75 años de historia, nuestro recurso esencial ha sido el conocimiento y la capacidad de ser innovadores.

Las compañías israelíes triunfan en el Nasdaq, la segunda bolsa de valores más grande de los Estados Unidos.
Somos el cuarto país que más empresas vende en el Nasdaq, pese a que no somos la cuarta economía del mundo. Dos factores que hacen especial a Israel: es un país multicultural que facilita conocer los elementos que fomentan la innovación y la diversidad, y un estado que incentiva el potencial humano y el crecimiento tecnológico. Un cóctel que nos convierte en punteros a nivel mundial, con una inversión en empresas tecnológicas nacionales que creció de 4.000 millones de dólares en 2015 a casi 16.000 millones dólares en 2022.

¿Qué rol tiene Start-Up Nation Central?
Somos una entidad sin ánimo de lucro que promueve la innovación en Israel y el mundo. Nuestra tarea es analizar el ecosistema israelí como un conjunto y colaborar con el desarrollo del sector. Trabajamos en dos frentes: el primero, desarrollar el ecosistema mediante sinergias con empresas multinacionales, a quienes apoyamos para solucionar sus retos empresariales mediante el uso de la innovación israelí. A su vez, impulsamos sectores con potencial, como el ClinTech, el ClimateTech, el AgriFoodTech y el HealthTech. Ello sin dejar de lado la ciberseguridad, el FinTech o las soluciones para emprendedores, ámbitos suficientemente conocidos en el mundo.

El otro pilar es la “diplomacia de la innovación”: usamos nuestros conocimientos para fomentar vínculos sólidos con otros países con el foco puesto en los firmantes de los Acuerdos de Abraham (normalización de relaciones con estados árabes). En este sentido, nuestra plataforma “Finder”, abierta y gratuita, es la más potente del mundo para monitorizar el mercado de Israel y ofrecer conexiones, conocimiento y oportunidades empresariales a todos los actores del ecosistema.

Las conclusiones de su estudio confirman la preocupación extendida en el sector ante la reforma judicial que promueve el gobierno.
Constatamos que la innovación israelí está muy preocupada por los cambios propuestos. Las multinacionales creen que sus actividades en Israel se verán perjudicadas, lo que se traduce en cancelación de reuniones, congelación de planes…

¿Existe interés en la relocalización de las empresas del high-tech israelí?
Concretamente no conozco ningún caso, pero sabemos que empresas y profesionales independientes lo están valorando. Las noticias que tenemos es que hay multinacionales que han informado formalmente que no abrirán o expandirán sus centros de desarrollo en Israel.

Es importante tener en cuenta que vivimos en un mundo globalizado donde el talento puede trasladarse con facilidad de un lugar a otro. En este sentido, hemos recibido noticias de diversas oficinas económicas, principalmente de países europeos, que han incrementado sus actividades informativas sobre relocalización de empresas tecnológicas, lo cual es un indicador a considerar. Sabemos que la relocalización es un proceso lento y como tal tarda meses en concretarse, por lo que a fines de este año sabremos con total seguridad las consecuencias reales de la situación de inestabilidad que estamos viviendo.

¿Y a qué se debe esta situación de inestabilidad en el sector?
Las inversiones acarrean riesgos, por lo que se necesitan certezas y tener una visión de largo recorrido para tener la capacidad de tomar decisiones inteligentes. No es un secreto que Israel afronta riesgos de seguridad frecuentes, pero los inversores los conocen y los descuentan en sus análisis. Sin embargo, les preocupa la falta de seguridad regulatoria que se podría generar de aprobarse la tan conocida reforma judicial. La experiencia nos ha enseñado que los intentos de cambiar las reglas de juego de una manera tan radical y repentina genera pánico y desinversión.

Es un hándicap añadido a las complicaciones existentes por la recesión económica global.
Son dos fenómenos que se combinan. La economía global sigue resintiéndose por el impacto del coronavirus, la guerra en Ucrania, la afectación de los mercados globales, la subida de las tasas de interés de referencia…

Según vuestro estudio de situación del sector del high tech de abril, la incertidumbre ha generado que el 46% de las empresas valoren extraer fondos fuera de Israel, ¿se verá resentida su capacidad operativa en caso se concrete?
Las predicciones de los economistas y las perspectivas del empresariado son fundamentales para la toma de decisiones, y gran parte de ellas se basan en los informes de las clasificadoras de riesgo. El informe de Moody’s sobre la calificación crediticia influye en los tipos de interés, los vínculos financieros del país, los bancos, la inflación y las inversiones. En el caso de Israel, no habrá muy buenas noticias si no se soluciona el clima de inestabilidad política que estamos viviendo.

Hoy en día, transferir dinero supone tan solo apretar un botón. Las empresas operan en mercados globales y tienen actividad financiera no solamente en Israel. Si una sola extrae fondos, no influye, pero si lo hace un conjunto, se podría generar un efecto dominó en la economía que no podemos ignorar.

En Israel, el 85% de las empresas son nuevas o unicornios dependientes de fondos de inversión extranjeros. ¿La incertidumbre actual podría propiciar un modelo de negocio nuevo?
La tecnología necesita capital financiero, capital humano e infraestructuras tecnológicas. En Israel, buena parte de las empresas se basan en los dos primeros elementos. En el momento en que la situación cambia, aparecen nuevos modelos de negocio, aunque el capital humano y económico son inseparables. Hemos visto modificaciones en los últimos años, como la financiación colectiva. Es posible que la situación actual fomente un nuevo y desconocido ecosistema, pero es muy pronto para saberlo.

¿Qué se necesita para vencer la incertidumbre y recuperar la confianza?
La innovación israelí sabe recuperarse rápido, ya lo demostramos tras el coronavirus u otras crisis económicas globales, cuando fuimos los primeros en salir adelante. Si la propuesta legislativa se detiene, la innovación israelí sabrá cerrar las heridas rápidamente. Cabe recordar que nos acostumbramos a operar con crecimiento durante muchos años y los mercados no siempre florecen. Hay que aprender a manejar fondos inteligentemente. Más allá de lo que ocurre en Israel, los fondos de riesgo tendrán más dificultades para financiarse en 2024 y 2025; y eso para nosotros es realmente el factor que determinará el desarrollo futuro del sector.


Esti Rosen es la directora de comunicación global de Start-Up Nation Central. © 2023 ARDUP Corporate Management (ACM) – Todos los derechos reservados.