Start-Up Nation Central, entidad sin ánimo de lucro que monitorea el sector, realizó una encuesta a 1.142 personas, representantes de 873 compañías para evaluar qué impacto tendrían las modificaciones legislativas en los planes de emprendedores, empresarios, inversores y corporaciones multinacionales. 

Los resultados fueron muy claros: el 84% de los inversores, el 80% de propietarios de startups y el 69% de corporaciones multinacionales, consideraban que los cambios judiciales tendrán un impacto negativo y que afectarán a la cartera de clientes de sus compañías. En porcentajes algo menores, los encuestados opinaron que la actividad empresarial y el acceso a nuevos clientes se verá afectado. Por ejemplo, el 50% de startups creían que será más difícil adquirir nuevos clientes en el extranjero, y el 65% de multinacionales esperaban un impacto negativo de los cambios jurídicos sobre sus intereses en la compra y comercialización de innovación israelí. 

En un ecosistema muy dependiente de las inversiones extranjeras, preocupan los augurios sobre una drástica reducción de las inyecciones de capital. Un 84% de los inversores y un 77% de las empresas prevén afectaciones negativas sobre su capacidad de recabar fondos en el extranjero, y un 47% también considera que se complicará su capacidad de reclutar a inversores israelíes. Si bien todavía no se materializó la temida fuga de empresas, hay indicios de alerta. En este sentido, el 79% de compañías en proceso de búsqueda de capitales informaron sobre cancelaciones de reuniones con inversores desde que estalló la crisis política y social en Israel. 

Otro de los fenómenos que más preocupan es la posible extracción de capitales a gran escala en el extranjero. Al parecer, las afectaciones que sufre la banca global no están alterando esta tendencia, ya que el 46% de compañías afirmó que planean transferir reservas de dinero al extranjero. En concreto, el 58% de las que valoran retirar fondos prevén retirar más de la mitad de sus reservas de divisas, mientras que un 31% de las empresas planean extraer entre un 25% y un 50% de sus reservas de dinero en Israel. 

Respecto a la deslocalización de sus sedes desde Israel hacia otros países -gigantes tecnológicos como Google o Microsoft disponen de centros de investigación y desarrollo-, un 42% de las empresas consultadas consideran cambiar la jurisdicción o el registro de sus sedes. Un 27% de las empresas considera relocalizar empleados fuera de Israel (un 35% de ellas ya está planeando paquetes de relocalización para sus trabajadores). Entre las multinacionales, un 28% valoraron relocalizar trabajadores en caso de completarse la reforma judicial y solamente un 9% prevé despidos. 

La encuesta consultó también las intenciones sobre posibles reducciones de plantilla con datos poco esperanzadores. Un 72% de los inversores cree que los cambios jurídicos derivarán en un incremento de los despidos (el 34% cree que serán a gran escala). También preocupa la fuga de cerebros: el 37% de las empresas mostraron preocupación ante la dificultad de retener talento si se culmina la legislación, y un 51% planea deshacerse de más del 20% de su plantilla. 

Por último, un 27% de las multinacionales esperan una reducción de sus inversiones en investigación y desarrollo de más del 50% -un 12% prevén un parón total-, mientras que un 20% creen que mantendrán o incluso incrementarán sus partidas en este terreno. 

En este panorama, y según los resultados de la encuesta queda claro que, como toda crisis, presenta también oportunidades de reconversión, relocalización y nuevos negocios. En este sentido, por ejemplo, es posible que los países europeos generen condiciones o mejoren las existentes para empresas israelíes con miras en una nueva sede social. 

Particularmente en España, a fines del año pasado, entró vigor la Ley de startups, la cual dispone de beneficios para emprendedores, como reducciones del Impuesto sobre Sociedades y de la Renta de No Residentes, exenciones en la tributación sobre acciones de la compañía, visados para nómadas digitales, entre otros. En su conjunto, la ley busca crear un polo de atracción para emprendimientos e inversores, y generar competitividad a nivel global; una puerta que se abre, por qué no, también para el talento y capital israelí. 

En un país como Israel donde el sector de las altas tecnologías emplea alrededor del 11% de la fuerza laboral del país, representa un 16% del PIB y acumula cerca del 54% de las exportaciones, la situación de incertidumbre actual podría determinar su desarrollo futuro.  

“Sin high-tech no hay democracia”, rezan las pancartas en las manifestaciones semanales en Israel contra la reforma judicial que promueve el ejecutivo de Benjamin Netanyahu. Sin embargo, la situación de los últimos meses, que se traduce claramente en el resultado de la encuesta de Star-Up Nation Central, nos obliga a corregir la frase a “sin high-tech, no hay economía”, al menos la que se ha estado viviendo en los últimos años. 


Débora Malamud es analista en Ardup Corporate Managent. © 2023 ARDUP Corporate Management (ACM) – Todos los derechos reservados.
* El informe completo se puede descargar haciendo clic en “Israeli Tech Ecosystem Review 2023”